Para hacer esta película, Brad Pitt agarró el libro homónimo de Max Brooks, pero al ver que le resultaría imposible figuretear si lo adaptaba, compró los derechos y le cambió casi todo, excepto el nombre. Brad Pitt es el héroe sin sombra, se interpreta a sí mismo y hasta adopta a un niño latino al principio de la película. Su familia solo sirve para ser salvada y llamarlo en los momentos menos adecuados.
Sabemos que en un AZ es imprescindible contar con un DreamTeam decente. Brad cuenta con la versión Doogie Howser de los epidemiólogos, que considera a la madre naturaleza como un asesino serial y muere de la forma más estúpida en cuanto aterriza su avión en la primera misión, en la que la única ayuda real proviene de un agente de la CIA que lo sabe todo y se dedica al tráfico de armas. Los acompañan un grupo de militares, pero se sacrifican para que Brad salga en su segunda misión a Israel. Allí los judíos, tan buenos y generosos, hicieron un muro gigante al enterarse de que se venía la plaga. Si bien ocultan la exclusiva al principio, luego permiten a los palestinos ingresar cuando ya estalló el AZ, pero los palestinos, en vez de comportarse, se ponen a hacer ruido, atraen a los zombis y provocan la muerte de todos, excepto Brad y una guardaespaldas, que escapan en un avión.
Después de hacer estallar una granada dentro del avión repleto de zombis y sobrevivir al posterior aterrizaje de emergencia, Brad y su guardaespaldas llegan a un centro de investigación en Gales, donde se le ocurre lo que a ningún epidemiólogo en el mundo había intentado: usar enfermedades peligrosas para camuflarse de los zombis (Brad nunca considera la posibilidad de ser seropositivo). El absurdo y peligroso plan da resultado y la misión del investigador de la ONU termina, mientras en el mundo empieza la verdadera guerra y las enfermedades empiezan a esparcirse entre la población que no ha sido zombificada.
Sí, se la segunda parte está en camino.
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