Comer, rezar, matar

La comida será escasa y deberás aprovechar toda fuente de proteínas. Si ignoras qué es el caldo de tronquito o vomitas cual pelucón al ver una tripita mishqui, es mejor que empieces a perder el asco. Busca al menos quincenalmente un hueco de agachaditos donde sirvan caldo de salchicha o aguado de menudencias. Tu flora intestinal debe acostumbrarse a esa dieta. Si eres demasiado pelucón para meterte ese menú en la boca, empieza con filete tártaro, gravlax, carpaccio, sushi y sashimi. Por si las moscas, descubre el mensaje subyacente en películas como Viven, Doomsday, Delicatessen y Holocausto Caníbal. 

Los comisariatos nos facilitan la vida, pero nos vuelven vulnerables, ya que las presas nos vienen fileteadas, limpias y empaquetadas. Al menos por cultura general, aprende a matar pollitos inocentes y limpiar vísceras de res. Por cierto, ¿Ya sabes destripar pescados y asar iguanas? ¿Podrías chuparte los dedos con un sancocho de gato o un chihuahua al ajillo? Para que te acostumbres a los menús Fear Factor, ve más seguido a los chifas truchos.

Los incompetentes hasta para hervir agua, morirán de envidia al ver a esos mandarinas que pululan en la ciudad y saben destajar pollos o improvisar festines con pocos ingredientes. Aprende nociones mínimas de nutrición. Si durante el éxodo van a escasear ciertos alimentos, ten a la mano suplementos vitamínicos o búscalos en cuanto llegues a una farmacia.

Planifica el menú con base en la fecha de caducidad y la comodidad para acarrear los suministros. Descarta los envases de vidrio, exceso de envolturas y contenido innecesario de aceite, agua o almíbar. Puedes comerte las latas de durazno únicamente al momento de saquear un minimarket. Dicen que “el agua es vida” y esto es más que un asunto de marketing. Tómate la sopa al almuerzo para rehidratarte, consume alimentos pesados si tienes tiempo para una siesta y elimina la comida chatarra de tu dieta.

A nadie se le ocurriría hacer una parrillada mientras sube una quebrada, pero como nunca falta un mamerto, te lo digo claramente: quedan prohibidas las parrilladas al subir una quebrada. En esos casos es mejor comer snacks, frutas o barras energéticas. Zombieland nos enseña a disfrutar los pequeños detalles de la vida para mantenernos lúcidos. Si tienes una golosina predilecta, almacénala y consúmela sabiamente, o la angurria te hará cometer errores fatales en momentos de debilidad.

Los encebollados serán lindos recuerdos. En tierra faltará la albacora, pero en el mar, necesitarás los demás ingredientes y el chifle artesanal reglamentario. Disfruta hasta la última vena de yuca en cada plato que te pegues de hoy en adelante.

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